Laura era una paciente de 30 años con síntomas disociativos provenientes de severos abusos físicos y psicológicos vividos durante la infancia, con algunos rasgos narcisistas como necesidad de poder y falta de empatía. Se experimentó a sí misma en diferentes estados, siendo sensible y dulce en algunas sesiones, mientras que inflexible y tiránica en otras. Cuando se estaba volviendo histérica y narcisista, podía sentirse fácilmente ofendida por cualquier cosa, normalmente culpando a otros por ello a través de una mezcla de mecanismos de defensa como la negación, la racionalización y/o la intelectualización. Básicamente, Laura no aceptaba este aspecto histérico de sí misma y la realidad de su abuso. Laura era una poeta talentosa y, aunque disfrutaba escuchando música, se negaba (intelectualización) a improvisar conmigo durante las sesiones o participar en experiencias más activas. Tal como ella se manifestaba, la música le permitía sentirse segura con la belleza y el orden inherentes a ella, pero no estaba segura de ser buena haciendo música. Mi reacción en contra fue que tal vez temía perder el control sobre sus patrones histéricos. Un día le dije que quería hacerle un regalo musical [una técnica de improvisación llamada “dar” (Bruscia, 1987)] y ella asintió con curiosidad. Comencé a improvisar en el piano mientras cantaba uno de sus poemas. Jugué fuerte y apasionadamente. Mi improvisación pareció darle la idea de que a veces era aceptable tocar fuerte e intensamente. A partir de ese momento Laura empezó a improvisar conmigo, además de hablar de sus improvisaciones y reconocer su lado histérico sin culpa. Poco a poco fue integrando el lado histérico de su personalidad, que estaba relacionado con el abuso. Esto contribuyó a socavar la dispersión de su ser. El patrón histérico de Laura estaba relacionado con el abuso que sufrió y lo utilizó como defensa para no integrar los sentimientos asociados al mismo. En la medida que reflexionaba sobre sus patrones de vida, adquirió mayor conciencia diluyendo su claustrofobia emocional, causa fundamental de su ansiedad e insatisfacción de vida. En terapia, Laura aprendió a entregarse al proceso experimentando sus emociones de forma natural y no de manera frustrante. Inclusive se hizo más prolífica en su trabajo poético en general.Comprendió que si no expresa sus emociones de manera constructiva, esas emociones podrían terminar volviéndose nocivas para sí y su familia.